Tenía que ser un 13, de marzo por más señas, del año del Apocalipsis maya 2012. Tras 244 años de singladura iluminando las mentes, la Enciclopedia Británica ha expirado. Los principales sospechosos del crimen, Wikipedia y su padre Internet. La crisis de auctoritas es tan grande que ya ni siquiera se reconocen autoridades científicas. Desde la criatura de Diderot y d'Alambert una luz enciclopédica había ido iluminando las tinieblas occidentales. Tras el ocaso de las hogueras de la Iglesia, el nuevo faro era un inspirado gabinete secularizado de ilustrados que marcaban los derroteros. Siempre que había una duda, recurrías a lo dictaminado por esas mentes iluminadas y así hemos progresado (algunos dirán que hacia la nada). ¿Qué vamos a hacer ahora sin esas referencias? Wikipedia, como paradigma de la inteligencia colectiva, toma el relevo... Un estudio reciente venía a demostrar que los wikierrores eran menores que los de los de la Británica. Quizá eso le haya dado la puntilla a tan insigne institución, por mucho que perteneciera a un país donde las tradiciones parecen pervivir para una eternidad. Aunque les pese a los británicos, a partir de ahora su Enciclopedia será una pieza arqueológica, como la francesa del siglo XVIII (hace tiempo que en la dulce Francia la tradición es arqueología). Si en este tumultuoso presente ya era difícil para muchos vivir sin Dios, lo va a ser mucho más difícil sin la Enciclopedia Británica. El sapiens se queda un poco más huérfano, pues ahora se ha enterado de que el conocimiento no cabía en un puñado de volúmenes...
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