lunes, 7 de noviembre de 2011

“¡Vete a PARLA!”


Esta bonita expresión tan castiza y tan popular en toda la comunidad de Madrid por fin se va a poder utilizar y entender sin ningún problema en el resto del planeta. No, este fenómeno no se lo debemos a la globalización cultural, ni a las redes sociales, ni siquiera a los “madrileños por el mundo”. A quien tenemos que agradecer el orgullo de la internacionalización de Parla es a sus dos últimos alcaldes y al Financian times.
 
Parla es una ciudad dormitorio del sur de Madrid, el término “ciudad dormitorio” significa que  sus habitantes por el día trabajan fuera de la ciudad y por la noche vuelven a dormir a sus casas, pero últimamente viendo la alta tasa de paro de su población y el endeudamiento del municipio; a los parleños les cuesta tanto trabajar, como poder conciliar el sueño. Prueba de los problemas que tiene la ciudad es el artículo publicado hace unos días por el Financial Times, el tabloide ponía a Parla como ejemplo internacional de un pueblo desastrosamente gestionado.  
Parla está en la ruina, los sueldos desorbitados de sus políticos o gastos tan absurdos como la construcción de un tranvía, tienen buena parte de culpa de que esta ciudad de 120.000 habitantes se encuentre en “suspensión de pagos” y con la necesidad de despedir a gran parte de sus trabajadores. Pero lo más sangrante del asunto es la impunidad con la que los políticos logran salir de escándalos así, es más, no sólo logran salir impunes del marrón, sino que además son premiados. No hace falta recordar que Tomás Gómez ex alcalde de Parla es el actual presidente del PSM.  Pero ese cargo no es el único premio que recibió Tomás Gómez por su gestión, Tomás Gómez tuvo el honor de ser el alcalde más votado de España y ser reelegido en su segunda legislatura al frente del ayuntamiento. Entonces Parla era un feudo del PSOE donde Tomás era incuestionable, era tanta su popularidad que le votaban hasta algunas personas del PP de toda la vida. Ahora el barco se hunde, y todas esas gentes que defendían a muerte a su alcalde, se apresuran a lapidarle. Como suele suceder, ahora nadie era del SOE ni nadie era de Tomás, igual que desde la transición nadie en este país era franquista. Quizás nunca antes fue tan famosa la expresión: “Vete a Parla”, pero tampoco jamás existió una época donde mandarte a Parla tuviese tanto sentido.
                        

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