Bárcenas en chirona, el PP de bolos veraniegos con la supervedette Lolita Cospedal, Aznar mordiéndose el labio leporino-viperino, Rubalcaba cuestionado desde Al Andalus, los brotes verdes en pleno estiaje, la UE que suelta la gallina, los jóvenes que sobran para Alemania, conjurado el "abuso de las becas" -que son para ponerse tetas, mireusté- mientras se alivia la universidad de chusma que nunca debió estudiar, el turista 50 millones, los brotes verdes... Todo parecen buenos augurios si no hubiera acaecido la humillación de Maracaná (con lo que le gusta a Marianá Rajoy emblematizar la Roja como quintaesencia de la cacareda "marca España").
Pero el gobierno ya ha decidido que a partir de otoño se declara oficialmente el comienzo del inicio de la recuperación incipiente. Y cuenta para ello con la fiel infantería - ejército de paniaguados inasequible al desaliento- y la galvana postestival de Juan español (que este año ha cambiado la Manga del Mar Menor por las pozas del pueblo, los chiringuitos playeros por la tortilla de patata en la Fuente del Fraile y las suecas por la suegra...
Pero se acabó la miseria; con la otoñada nos orvallará optimismo, ya verán, y ese calabobos adquirirá su sentido semántico en medio de un erial apocalíptico que para e PP son verdes praderas, como las de la tierra de Merkel. Poco queda ya del Estado de Bienestuvo, aunque para entonces quedará menos... Sin embargo, seremos felices porque estaremos en la senda de la recuperación y de "sentido común". Que los españoles hemos sido muy ingratos con este Ejecutivo de lumbreras y gente sensata que se está dejando el alma en la lucha contra la crisis. Todo con el afán de defender nuestro bienestar, que no de las oligarquías, como dicen las malas lenguas de los malos españoles. Nos han quitado casi todo, pero, ¡oh incomprensión!, fue por nuestro bien, como decían los curas cuando te daban con la regla (los mismos que ahora sacan tajada con la ley Wert). Tras las reformas de esta nueva cruzada liberal-católica manará miel y leche, aunque sea mala.
Pero se acabó la miseria; con la otoñada nos orvallará optimismo, ya verán, y ese calabobos adquirirá su sentido semántico en medio de un erial apocalíptico que para e PP son verdes praderas, como las de la tierra de Merkel. Poco queda ya del Estado de Bienestuvo, aunque para entonces quedará menos... Sin embargo, seremos felices porque estaremos en la senda de la recuperación y de "sentido común". Que los españoles hemos sido muy ingratos con este Ejecutivo de lumbreras y gente sensata que se está dejando el alma en la lucha contra la crisis. Todo con el afán de defender nuestro bienestar, que no de las oligarquías, como dicen las malas lenguas de los malos españoles. Nos han quitado casi todo, pero, ¡oh incomprensión!, fue por nuestro bien, como decían los curas cuando te daban con la regla (los mismos que ahora sacan tajada con la ley Wert). Tras las reformas de esta nueva cruzada liberal-católica manará miel y leche, aunque sea mala.
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