Una de las bases del supuesto estado del bienestar ha sido hasta ahora la educación gratuita, mejor dicho, la educación subvencionada. Esto ha sido así no sólo porque al facilitar la educación a todos los sectores de la población se acortan las diferencias sociales generando más clase media, sino que el conseguir tener una educación “gratuita” acaba repercutiendo de innumerables maneras positivas a la sociedad entera. La educación no es un gasto inútil, la educación debería de plantearse como una inversión de futuro. En los últimos meses algunos políticos se aventuran a someter a juicio estas ideas. Esperanza Aguirre ha llegado a declarar que hay que replantearse la educación subvencionada por el estado: http://politica.elpais.com/politica/2011/09/19/actualidad/1316440539_416564.html
Este tipo de declaraciones parecen ser un claro indicativo de la recesión. Y cuando hablo de recesión no hablo de la famosa económica sino de una recesión social, un estancamiento y vuelta a una sociedad en la que sólo podía estudiar los afortunados que podían pagárselo. En esa vuelta al pasado el mayor de los problemas no sería el de la desigualdad social, el verdadero problema es que si el país se hunde en una enorme crisis y no formamos a los jóvenes, ¿Quién cojones va a sacarnos de esta situación? Espero y creo que estás declaraciones no sean más que otra de las meteduras de pata de Esperanza.
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