Nuevo Diario
15 de abril de 2008
Aquí enterramos muchas cosas con el sudario juvenil de la Santa Transición. La izquierda cedió generosamente y la derecha se abonó al olvido cómplice de los fantasmas franquistas. Calles con nombres de carniceros, martirologio fascista exhibido sin pudor (y bendecido por las púrpuras), yugos y flechas, aguiluchos de San Juan, hasta estatuas del dictador… Monarquía colaboracionista con la dictadura reconvertida en salvadora de la democracia. Miles de republicanos ejecutados yaciendo en fosas olvidadas o ignotas. Moderación exaltada que propicia el velo del olvido. Modelo de ponderación, modelo de desmemoria. Vivimos en un país amnésico, donde un partido de gobierno no ha digerido un pasado de connivencia con el terror. ¿Es posible imaginar una CDU que no condene tajantemente el nazismo? En tierras germanas hubo borrón y cuenta nueva, aquí continuidad travestida, epidemia de amnesia. Los mismos perros con distintos collares (democráticos). Los mismos especuladores, la misma intolerancia, el trasnochado peso secular de la clericalla, los mismos vocingleros arrogantes. Todo cambió para que todo siguiera igual.
Jaime Miñana
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