domingo, 17 de febrero de 2008

El espejismo de la globalización




por Jessica Blanco

La autocomplacencia y el hecho de cerrar voluntariamente los ojos en una actitud de sonambulismo que nos satisface (no hay dolor) hace que cubramos el espectáculo de la globalización con luces de espejismo. No hay nada, o casi nada, en la globalización que nos venden que interese a la inmensa mayoría de la humanidad. No hay nada porque no puede participar. No hay nada porque es un constructo del capitalismo depredador. Su simplificación y su tratamiento (nos la venden como si de un "parque temático" se tratase) anula cualquier resquicio de interés. Al fin no deja de ser sino el juguete que el poderoso concede a los pocos privilegiados de una "clase media" mcdonalizada. Una clase satisfecha con su vida (ham)burguesa. Interesa globalizar esa sensación de bienestar con una propaganda dulzona y egocéntrica para mantener y aumentar los privilegios de unos pocos. Todos jugamos para que ellos ganen. Todos jugamos mientras creemos que nos divertimos. Lo están haciendo muy bien. Lo han hecho muy bien siempre. Esta es la verdadera cara de la globalización. En realidad no es sino una versión economicista y moderna de lo que las religiones comenzaron hace miles de años. ¿Conoces algún logotipo más eficaz que la cruz?

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